Pancho Ucha

Pancho

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Más sobre mí


Asociado con mi amigo Jesús, cliente de la oficina bancaria de la que yo era director, un ingeniero que había abandonado IBM hacía menos de un año, participé, dados ciertos conocimientos que yo tenía en programación, en la puesta en marcha, en 1984, de un proyecto para montar ordenadores en Vigo, osada aventura cuando, en aquel momento, la banca utilizaba máquinas NCR de cinta perforada y empezaba a informatizar las más de mil sucursales de las que el Banco disponía en España.
Durante los meses de gestiones realizadas por mi socio Jesús en Inglaterra, Alemania, Portugal y Marruecos para obtener los componentes necesarios y garantizado desde el primer momento que podríamos utilizar un sistema operativo multifunción, con memoria RAM de 1 mega, cedido por su amigo Clive Sinclair (creador del Spectrum), a cambio de 15.000 pesetas (90€) por cada placa que nos facilitara, me dediqué, en jornadas, muchas de ellas, de más de 12 horas, a programar en BASIC para procurar tener disponibles un programa de contabilidad y otro de gestión de nóminas para abordar los sectores en los que pretendíamos empezar a vender (asesorías, sector naval, conserveras y construcción) cuando dispusiéramos del primer ordenador ensamblado.
A mediados de 1985 estaba montado nuestro primer ordenador NTD, que adquirió una asesoría de Vigo por 350.000 pesetas (unos 2.100€), con un coste total aproximado por componentes y mano de obra de 150.000 pesetas (900€), coste que a los 3 meses habíamos reducido a las 60.000 pesetas (360€).
El equipo, por su precio (que pronto establecimos en 275.000 pesetas (1.650€), y los aplicativos, por innovadores y productivos en aquel momento inicial en el que el concepto informática aún sorprendía y por lo que significaban de ahorro administrativo, tuvieron muy buena aceptación en asesorías y en empresas con elevado número de trabajadores.
Transcurrido poco más de año y medio disponiendo de clientela y cuando llevábamos vendidos unos 120 ordenadores, empezaron los problemas: el ordenador no disponía de disco duro, por lo que algunas empresas necesitaban más de 30 disquetes para gestionar nóminas y contabilidad; el volumen cada vez mayor de componentes que necesitábamos no era fácil conseguirlos; los clientes demandaban más aplicativos; Sinclair, que estaba experimentando un volumen de ventas cada vez mayor, nos ponía dificultades para facilitarnos placas con el sistema operativo; resultaba muy difícil encontrar personal capacitado para programar, montar equipos y formar a la clientela...
A Jesús sólo le preocupaba vender máquinas; mi preocupación era que el cliente estuviera muy contento. Al final, me vi obligado a abandonar la aventura y con ella, la programación por un tiempo.
Cuando más me revolvía por dentro el gusanillo de la programación abandonada, más consciente era de lo mucho que hacía falta en el mercado, sobre todo de pymes y micro pymes.
Cuando los equipos que invadían el mercado ya disponían de unas características técnicas más avanzadas y de discos duros que facilitaban mucho las cosas, fue cuando descubrí Access. Fue descubrirlo y volver como un poseso a desarrollar programas. Retomé el programa de contabilidad y el de nóminas, colaboré con empresas de suministro de software y desarrollé programas específicos de gestión de carpinterías metálicas, fabricantes de redes de pesca, talleres de prótesis dentales, distribuidores de artículos de regalo, transitarios de buques, empresas de transportes, comercializadoras de servicios de ahorro energético, consultoras de gestión y organización y empresas de gestión de formación bonificada.
Desde 2014 estoy jubilado y no programo, pero no he perdido el deseo de que todos conozcan y utilicen Access, por eso estoy aquí.